Cerraste el ataúd de una aflicción desesperada,
cercenaste la alegría
y no importo manchar aún mas tu conciencia.
Hace un año, tras la campanada fúnebre,
todos los recuerdos a tu lado,
dejaron una herida
de tono ceniza.
Mi dolor no era tu dolor,
tu amor,
no era más que la agonía de un sentimiento,
siempre a expectativa
siempre muriendo.
Hoy hace un desdibujado día 333,
y tu voz,
tu alma,
tu alegoría sucia de la vida
junto con todo recuerdo,
van perdiendo tonalidad en mi memoria.
Hoy tras 333 pensamientos,
ya no te recuerdo.
Esta obra de ALMA A. C. CARBAJAL GUZMÁN está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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